"Quiero más una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila" Mariano Moreno

lunes, 1 de agosto de 2011

BICENTENARIO DE LA BIBLIOTECA NACIONAL



ALICIA EGUREN: EL ECO DE LA VOZ

A partir de setiembre de 1955 el panorama económico, político y cultural de nuestro país se transformó sustancialmente y volvió a instalarse en toda la sociedad, de manera prepotente, una filosofía de orden liberal que fue la contrapartida del espacio de crecimiento generado por el peronismo. El nuevo acomodamiento establecía un cambio significativo en el bienestar de la población que había crecido orgánicamente los años anteriores y, en modo general, provocaría drásticas diferencias en la política económica, en las relaciones con los sindicatos, en el ámbito de las fuerzas armadas, en el plano jurídico, en el terreno educacional y en la reorganización de los sectores de poder que marcarían una tendencia a la intervención del capital extranjero en la economía interna. Se daría fin al control de precios de los artículos de primera necesidad y a los subsidios al consumo; se nacionalizarían los depósitos bancarios devolviéndolos a la banca privada y la nación pasaría a incorporarse al Fondo Monetario Internacional.
Con la receta armada se canalizaría también un nuevo fenómeno, aquellas fuerzas productivas que marcaron un modelo en el desarrollo industrial y la estructura dinámica que produjo la arquitectura de sindicatos poderosos,provocaría el crecimiento de una casta de burócratas que perfilaría la pujante cofradía obrera dentro del devastado proletariado. No resultaba extraño que muchos de aquellos fieles seguidores que habían recibido jugosos dividendos, asumieran una actitud complaciente y mezquina cercana, en algunos casos, a la traición.


La Revolución Libertadora nació con una vocación entreguista dominada por dos sectores de la oligarquía: el nacionalismo oligárquico y la oligarquía liberal. En esa lucha interna lo único que interesaba era el poder y el desarme estructural del programa que Perón había instalado. El reglamento indicaba que se necesitaba restablecer el orden, dejar de lado la historia absurda de la lucha de clases y acabar definitivamente con la disputa entre patrones y obreros. La política cumplía con el deseo de desmantelar todo lo partidario y en ese aspecto la educación fue la encargada de reorganizar la conducta de una nueva sociedad donde el equilibrio se apoyara en cierto slogan de contenido vacío: “ni vencedores ni vencidos” o “la victoria no da derechos”, tomaban forma de substrato innocuo.
La hendidura provocada por el inaugurado proceso también se hizo sentir en el campo de la cultura popular. De hecho nacería toda una corriente de pensadores que pasaría a llamarse “la generación del 55”, quienes se moverían en un terreno ciertamente pantanoso, con caminos de difícil acceso, asumiendo una conducta de resistencia y renovando la esperanza para despertar sin insomnio en un espacio de discusión y diálogo.
Este momento bien puede ser recreado con la letra del tango Desencuentro de Cátulo Castillo y música de Aníbal Troilo: Estás desorientado y no sabés / que trole hay que tomar para seguir. / Y en este desencuentro con la fe / querés cruzar el mar y no podés. / La araña que salvaste te picó / -¡qué vas a hacer!- / y el hombre que ayudaste te hizo mal /-¡dale nomás!- / Y todo el carnaval /gritando pisoteó / la mano fraternal / que Dios te dio.
Mientras tanto, en la otra vereda, Xavier Cugat con su Me lo dijo Adela, invitaba a una fiesta sin límite donde la felicidad parecía un sueño cumplido.
El fin de la etapa peronista también dejó su huella entre los soñadores de las letras. En general la literatura arrastraba cierto luto boedista donde la historia barrial había agotado a los bohemios creadores; aparecía de manera mezclada y confusa cierto rigor a “escribir bien” y a reformular la propensión al realismo social de tendencia expulsiva, donde el rastreo de las situaciones estaba conectado con la encarnación del mal y, en otros casos, con la conducta de un proletariado urbano indefenso caracterizado por los “cabecitas negras” y su problemática. Quedaba a la vista que el derrocamiento de Perón marcaría con fuego a los escritores e intelectuales, obligándolos a cruzar un puente donde debían redefinir su obra fermentada con la contaminación propia de un estado de cosas que atravesaba la política, la economía, la educación y el planteo de una atmósfera en permanente polémica.



Con el advenimiento de la Revolución Libertadora tres intelectuales llegarían, de la mano de Victoria Ocampo, a desarrollar funciones de relevancia al más alto nivel. Jorge Luis Borges sería designado director de la Biblioteca Nacional, Eduardo Mallea aceptaría el cargo de representante ante la UNESCO y Manuel Mujica Láinez se transformaría en embajador itinerante. Del otro lado, desafiantes e inconformistas, estarían David Viñas, Andrés Rivera, Juan José Manauta, Pedro Orgambide, Haroldo Conti, Humberto Costantini, algunos nombres nada más, para equilibrar ese grupo de élite que prosperaba alrededor de la revista Sur.
Buenos Aires no escapaba al desarrollo del acontecer planetario, el mundo de la Post-Guerra marcaría la bipolaridad de fuerzas y los dos sistemas -capitalismo y socialismo- entrarían en pugna. La intelectualidad argentina se encontraba dividida y sesgada. El rigor en esas horas hacía evidente que la creación se asumiera en términos ideológicos. Sorprendía que muchos de los jóvenes creadores se alejaran del peronismo y se alistaran en grupos universitarios. También es muy cierto que con la caída del peronismo la vida cultural se diversifica, se produce un desarrollo impensado en la publicación de libros y aparecen nuevos periódicos y revistas que instalan el clima de debate en el terreno de la inspiración estética.
No podemos dejar de lado en este análisis, la significación de la idea de “literatura de compromiso” tal como fue planteada por el filósofo y escritor francés Jean Paul Sartre y tampoco la arquitectura de la literatura marxista interpretada por el italiano Antonio Gramsci y el húngaro György Lukács. No menos significativos fueron los aportes que acercaban a los escritores rioplatenses al mundo de William Faulkner o a la literatura periodística de Ernest Hemingway y, en otros casos, al terreno de esa prosa “respiratoria” acuñada por Albert Camus.


Con la crisis planteada se observaba una filosofía que rechazaba y reaccionaba ante un modelo de literatura demasiado acartonada y seria manejada por la “generación de maestros” y una creación más despojada, psicológica e introspectiva que ganaba terreno. Se da paralelamente el fenómeno del recambio. Esa “generación del 55” abarcaba a autores “veteranos” y “primerizos”, narradores de experiencia con obra ya establecida y jóvenes con su libro todavía en imprenta.
Otro aspecto por definir era la incursión y participación de la mujer en este nuevo desafío. El modelo europeo de Simone de Beauvoir despertaba admiración y en nuestra metrópoli después de Alfonsina Storni, la figura de Norah Lange parecía encaramarse en un buen ejemplo. El lector bien puede observarnos sobre Victoria y Silvina Ocampo, Luisa Mercedes Levinson, Estela Canto o Beatriz Guido. Es cierto, una generación intermedia de narradoras que con señaladas diferencias aseguraban el oficio y estructuraban una prosa de madurez psicológica donde la problemática histórica social quedaba declarada. Se trata de creadoras que ya no recurrían al feminismo folletinesco o a la escritura confesional y adelantaban el debate a esa fórmula arcaica de pensar sobre una literatura de hombre y otra de mujer.
Nos interesa, ya que navegamos en estas aguas, redescubrir a una exponente clave de toda esta nueva construcción. La figura de Alicia Eguren nos parece sumamente valorable por su compromiso y fortaleza de espíritu ante la adversidad. Su condición de escritora, poeta y dirigente peronista de larga trayectoria, la convierte en una desaparecida más. El 27 de enero de 1977 es secuestrada por un grupo de tareas de la ESMA en plena vía pública. Trasladada al centro de detención es sometida a torturas humillantes y su final trágico es ciertamente desolador: fue arrojada desde un helicóptero al Río de la Plata totalmente drogada.
Alfredo Carlino la recuerda sensiblemente:



En las espaldas de la ciudad
en el silencio amplio de las mazmorras,
te han muerto, compañera!
Muchacha victoriosa
de flores y banderas.
No toleraban ese cántico
en que ibas sinfonizando
el perfume y la sangre
del viento militante.
Esa forma de enamorar la vida,
llevando adelante el plenario de lunas
envuelto en los cánticos populares.
Canciones que hicieron a las palabras
bengalas
engordadas de fervor.
En cada acento iba la esperanza,
la furia,
la ternura henchida de locura.
Si hubiéramos excluido el amor y la bronca....
¿ qué otra militancia habría sido posible?
Con tu vuelo filosófico y tus alas poéticas,
bien lo sabias.
¡Compañera de sueños!
amiga de las palabras y el duende militante
camarada de luchas.
No pudieron perdonarte la desobediencia y el grito,
el cantar y la bandera.
Ibas en las entrañas mismas del combate de un pueblo
desaliñado en las creencias.
Creer,
es saber de la verdad,
de la existencia del otro.
Caminabas de paloma
apasionada,
de nube o de vientos trigales
que amanecían en la aurora,
en tu piel,
para movilizar el retorno.
Utopía de jóvenes
que iban a llegar cantando
para crecer la verdad,
en mañanas comprobables.
                         Marzo 24 del 2007.

Mabel Bellucci la recrea así: “Alicia representaba una fotografía de su época: lucía una estética masculinizada, guerrera, dura con las mujeres que no entendían el sentido de la acción directa pero camarada con los compañeros a quienes consideraba sus interlocutores 'naturales'. Y, por cierto, intolerante frente a las debilidades. Por ello, fue complejo comprender la literalidad de su mensaje y quizá su glamour, nada ortodoxo, pesaba mucho más que su protagonismo para la rama femenina peronista”.
Norberto Galasso también la muestra por entero: “Enérgica, de fuerte carácter, se entregaba a la lucha con pasión, dándolo todo sin pedir nada. Si algo pudo criticársele alguna vez fue precisamente pecar de voluntarismo y orillar posiciones de ultraizquierda que su compañero -John William Cooke- se esforzaba por contener”.
Alicia Graciana Eguren Vivas (1924-1977) era bonaerense y había crecido en el seno de una familia conservadora ligada al rosismo y al nacionalismo católico. Su padre, Ramón Eguren, fue un fervoroso irigoyenista quien marcó muchos actos de su vida. De hecho, en una primera etapa, Alicia adhiere al nacionalismo pero más tarde se desprende de esa corriente de pensamiento. Es una aplicada alumna durante su preparación secundaria aunque ya comienza a mostrarse en ciertos amotinamientos escolares cuando se une a la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios. La decisión de estudiar Filosofía y Letras le genera un distanciamiento familiar que no logra recuperar. Ya para entonces su rebeldía la dibuja como una líder carismática. Sin embargo y a pesar de los roces, con la aparición del peronismo, padre e hija vuelven a dialogar. En su paso por la universidad se transforma en una reconocida militante. Su tiempo lo dedica de lleno a escribir y a la política.


En 1946, durante un acto del Centro Universitario Argentino conoce a John William Cooke con quién volverá a reencontrarse diez años después.
Sus poemas iniciales están connotados con lo religioso y aparecen en el periódico literario Nombre. En el terreno académico incursiona con un ensayo sobre Juan Bautista Alberdi, publicado por la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires. En 1948 junto a Armando Cascella funda y dirige la revista Nuevo Continente, un órgano de prensa decidido a ser la contracara de la revista Sur de Victoria Ocampo. La publicación es un sitio con expresiones nacionalistas de marcados matices. La revista se apoya en la certeza de que “la América Latina constituye, por sí, un continente indiviso y perfectamente diferenciado, cuyo porvenir inmediato es el de gravitar considerablemente como unidad económica y como ente espiritual en los destinos del mundo contemporáneo”. Aparecen en sus páginas textos de Carlos Ibarguren, Alberto Ezcurra Medrano y Monseñor Derisi, quienes tendrán una mirada distinta de los aportes agudos de Raúl Scalabrini Ortiz, José María Rosa, Carlos Astrada, Orestes Di Lullo y entre los latinoamericanos a Jorge Icaza, Josué de Castro y José Vasconcelos.
Publica en 1949 su libro de poesía El canto de la tierra inicial y un año más tarde Dios y el mundo. De este período es su única obra teatral La pregunta.
En Rosario, acompaña su tarea periodística con la labor docente. También organiza grupos de lecturas de textos críticos y talleres de escritura en las barriadas. En 1951 da a conocer El talud descuajado y en 1952 Aquí entre negras espinas.
A mediados de 1953 ingresa en el Ministerio de Relaciones Exteriores y conoce al diplomático de carrera Pedro Catella, con quien se casa. Juntos viajan a Londres. Advierte que se ha equivocado. De ese vínculo nacería su único hijo, quien reside actualmente en Méjico. La pareja entra en conflicto y al poco tiempo deciden separarse.
Este momento es determinante en su vida, siente el deseo de cambiar, se compromete con lo social y desde el punto de vista político decide asumirse como militante. El 16 de junio de 1955 se presenta ante John William Cooke, quien en ese momento era el interventor del partido peronista de la Capital Federal y se pone a “su disposición”. Eran momentos difíciles para tomar decisiones.
La propia Alicia Eguren dice por entonces: “…El l6 de junio, a partir de la masacre en la Plaza de Mayo, lo busqué para ponerme a su disposición. Estaba seguro de que él era hombre de pelea. Lo encontré gracias a José María Rosa. El estaba prófugo ya que se había pedido su captura porque era delegado de Juan D. Perón hasta que lo descubren y lo llevan a Ushuaia...”
Tres meses después de aquella determinación, se produce el derrocamiento de Perón y la pareja cae presa. Cooke es detenido en octubre y llevado al penal de Río Gallegos. Alicia sobrevive en la cárcel de mujeres de Olmos. Nace a partir de ahora una suerte de historia romántica y novelesca, un acontecer de situaciones casi cinematográficas y reveladoras de un tiempo con horas de emergencia. La pareja está separada y unida, un intercambio epistolar dejará sellado el crítico momento.


Es interesante rescatar una carta de John William Cooke dirigida a Ana Eguren a finales de 1955, cuando todavía estaba en la cárcel y ya soñaba con su libertad. La compartimos:
“Cuando usted llegó a lo de Palacio, con su sombrero coronado de flores de durazno (¿o serían jazmines?) me dio la sensación de un bello junco a la espera de vendaval que lo abatiese inmisericorde. Usted me dirá señora, que desde entonces ha pasado diez años y, ¡ay!, muchos vendavales. No haga caso del almanaque, señora, que es una obra mezquina de los burócratas del Tiempo. Son otros equinoccios los que rigen para nosotros. Yo le voy a contar la verdadera historia, la auténtica y real.
De lo de Palacio fuimos a su casa, y hablamos de presidentes depuestos y de políticos, en la penumbra propicia de un crepúsculo de primavera. Comimos chez moi, usted leyó versos. Desde entonces, su adorable sonrisa de conejo ilumino mis felices noches de conspirador en desgracia.
Ud., señora, aprovecho para hacerme víctima de sus artimañas e insolencias: puso en duda mi indiscutido talento, mis virtudes para el mando y mi condición de jefe; creó serias dificultades a mi acercamiento con el sector femenino del Partido; y en suma, intentó tratarme como a otros de sus peleles. Ahora culminan sus desafueros apareciendo en mi celda, a las horas más intempestivas para intranquilizar mi reposo y turbar mis pensamientos. (No crea que me quejo, señora: Ud. sabe que nunca me quejo).
Dicen que estoy por abandonar esta celda y me apresuro a escribirle. ¿Por qué? ¡Ah señora! No es que no sepa que de Ud. se puede decir la frase del poeta: Qu`est-ce qu`il y a de plus changeant qu`un matin d`avril, si ce n`est que le coeur de mon amant (confío en que mi francés sea menos traicionero que Ud.). Pero eso no impide que yo tenga el deseo de verla caminar y moverse cerca de mí, mientras su cara conejal se anima y profiere impertinencias, y los lugares van quedando contaminados con su coquetería insoportable.
Ya ve señora, que humildes son mis anhelos.
Venga a verme. La llamo apelando a los lazos indestructibles que unen a los conspiradores y a una relación de la cual lo menos que podrá decirse (en el peor de los casos) es aquella otra frase: questa é una piccola aventura, patética, milagrosa, e cuasi d`amore.
Cooke
P.D.: Esta carta la escribí un día que me anunciaron mi libertad. La he dejado como estaba. Otra vez Cooke.”

En noviembre de 1956, Perón designará a Cooke como su delegado y a fines de 1957, en una espectacular fuga junto a otros dirigentes, logran escaparse de Río Gallegos y llegar a Chile. Alicia al recuperar su libertad se traslada a Santiago de Chile para unirse a él. Comprometidos en el proyecto político ambos deciden transitar al borde del abismo. Por intermedio de Cooke Alicia viaja a Caracas con la misión de entregarle a Perón un completo informe sobre la situación en Argentina. Le adjunta un dossier con sus impresiones personales y el plan para desarrollar una insurrección popular. Al regreso de Alicia deciden viajar al Uruguay y allí se unen en matrimonio. Sin pausa vuelven juntos a Caracas para redondear el acuerdo del pacto Perón-Frondizi en vista de las próximas elecciones. Sin embargo la historia de la pareja toma otra dimensión, los caminos de la resistencia no eran de tierra firme y la política no parecía ser un juego claro. A principios de 1959, Cooke apoya la toma del frigorífico Lisandro de la Torre, con esta determinación su figura comienza a eclipsarse. Perón había creado un Consejo Superior y ese organismo desautoriza a Cooke. El hombre pierde gravitación y es desplazado por “loquito, terrorista y comunista”. Esta caída para el matrimonio le provocaría un duro golpe y el principio del fracaso de la “línea dura” del peronismo.
Jorge Giles, un amigo muy cercano a la pareja nos permite conocer un poco más a Alicia. Su poema escrito con enorme sencillez nos acerca a la escritora.

Alicia Eguren mostraba la bombacha sin querer cuando se sentaba


Despatarrada


Desenvuelta como un cordel.


Hablaba y daba vuelta al mundo


en un abrir y cerrar de ojos


Cambiaba su eje de rotación y las estrellas bajaban a sus manos


"El Bebe me decía" y recitaba a Cooke de arriba abajo, ida y vuelta, sin


respiros


No tenía pudor bajo la pollera


Y era libre de veras cuando sonreía.


Una vez fuimos al barrio en la Citroneta


No paraba de hablar


Y recordaba al Che que era su amigo


Y citaba a Fidel que fue su jefe en Cuba


Y cruzaba sus piernas graciosamente mientras aseguraba que Perón iba a


volver


A dos años vista del luche y vuelve


Cuando volvimos ese día por la noche, Alicia estaba descalza


Había regalado sus zapatos a una compañera que ya venía descalza del


invierno anterior


Me dio pudor mirarla, dijo entre bronca y dolor


Yo me puse a llorar disimulando


Ella hizo como que no se daba cuenta


Pero al bajar me dijo suavemente:


Una lágrima derramada a tiempo, siempre te ayuda a crecer.





Estamos en un período donde la pareja se deslumbra con el desarrollo de la Revolución Cubana. El matrimonio adhiere a todo su acontecer; forman parte de las milicias, trabajan en los cañaverales, instruyen en las escuelas y se comprometen con notas y artículos en los diarios y semanarios revolucionarios de la isla. La pasión de Alicia por esta causa y su deseo de participación la lleva a obtener el grado de miliciana superior. A pesar de toda esta actividad, los Cooke seguirían de cerca las alternativas difíciles de nuestro país. El peronismo aparecía con un panorama no definido y los pasos a dar por el movimiento estaban condicionados a las órdenes lejanas de un líder gestionando desde el exilio.
No podemos dejar de mencionar que Alicia Erugen participó como interlocutora válida en el Congreso de Palabra Obrera, de filiación trotskista y se vinculó con el Movimiento de Liberación Nacional (MLN) de Ismael Viñas, al Partido Comunista (PC) y al Partido Socialista de Vanguardia (PSAV).
A principios de octubre de 1963 John y Alicia están en Buenos Aires dispuestos a asumir un nuevo desafío. Su labor en Cuba estaba momentáneamente terminada. Después de un período de adaptación crean una pequeña agrupación, la Acción Revolucionaria Peronista. Como señala Norberto Galasso: “para conformar una vanguardia capaz de entroncar con sectores obreros y posibilitar un acción política dirigida a crear condiciones para la insurrección popular”.
Debemos entender para no alejarnos de la realidad que esta dupla era la fisonomía de un modelo de pareja activista propia de ese momento. Vivían al límite en un clima aventurero donde lo legal estaba en crisis y la clandestinidad era un modelo en alza. La estructura social del varón dominador y la mujer complaciente pasaban al archivo de la memoria.

La poeta aparece con su raíz más auténtica:



Buenas noches, mi tierra, por ti he andado
sobre la blanca curva de la siega
final, y desde allí sólo me llega
la dicha del silencio innominado.


En marchitas gavillas cae el juego
desalentado de la sucesión
humana, y con inagotable son
difúndase la permanencia luego.


¡Ay, qué sabor, mi Dios! ¡Ay Dios, qué clima!
¡Ah, camoatí inicial del paraíso!
¿Por qué, mi Dios, por qué luego la grima


de la caída y su quebrada flecha?
¿Si cuando el alma palpo y analizo
más desolada la hallo y más deshecha?


Por sobre el maizal, un viento rubio,
con hálito repleto de cosecha
me augura que, para próxima fecha,
la buena gente ha de unirse en connubio.


Un incontable olor en la garganta
marca el sonoro tiempo de la entrega,
y el sibilante anuncio de la siega
crece en el pecho del varón que canta.


Ya veo el mazorcal volcando en tierra
su rebosante germen... ya el eterno
círculo en el pobre suelo cierra.


¿Ah, soledad de Dios!... sobre este enjambre
dámele de tal modo que el infierno de tu ausencia
cese, y se calmen mi sed y mi hambre.


En 1967 John William Cooke regresa a Cuba encabezando la delegación argentina que participa de la Conferencia Tricontinental donde surgirá la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS). Alicia, por su lado, es parte del comité de dirección de la revista Con Todo junto a Bernardo Alberto y Mabel Di Leo.
El 19 de setiembre de 1968, a los 48 años, muere John William Cooke. Un mes antes, casi presagiando su final, le deja a Alicia una carta donde le expresa sus últimos deseos.

Buenos Aires, 21 de agosto de 1968.

Querida Alicia: Ya a punto de ser operado deseo establecer algunas indicaciones, disposiciones y directivas que, lamentablemente, pertenecen a lo macabro; pero creo mejor consignarlas expresamente.
1) En caso de que mi estado se agrave y entre en coma, debes ocuparte de que bajo ningún pretexto ni artimaña se me acerque personal eclesiástico, monjas, etcétera; o se intente suministrarme sacramentos, exorcismos, etcétera. La prohibición incluye a los sacerdotes que sean amigos personales. Comprendo que, ya que al fin y al cabo para mi carece de importancia todo ritual, algunas personas que me quieren piensen que exagero las restricciones. Por que deseo mantener intacto mi “buen nombre y honor” de ateo y materialista consecuente, y no deseo confusiones, leyendas sobre arrepentimientos “in extremis” y otras fábulas producto de la propaganda (y a veces de la buena intención) de la gente.
2) En caso de muerte, todo lo anterior se aplica con el mismo rigor, aunque he tomado disposiciones -con tu participación- que espero obvien dificultades: a) donación de mis ojos, de mi piel, etcétera.
b) gestiones en trámite para donar los restantes órganos y, si es posible, todo lo que reste de mi cuerpo.
3) Si lo anterior fuese factible, cumplir un doble objetivo: ya que no he podido, por medio de una muerte heroica, contribuir a la solución revolucionaria de nuestro drama americano, al menos podré ayudar a resolver algún problema individual, servir para la práctica de estudiantes de medicina, etcétera.; y al mismo tiempo, quedaría eliminado el problema de disponer de mis restos mortales, con el consiguiente alivio en materia de velorio, entierro, etcétera.
4) Pero como la burocracia y la imbecilidad del orden establecido son infinitas, es previsible que surjan inconvenientes para una liquidación drástica y completa del cadáver; y por lo tanto debo plantearte lo que corresponde según las diversas hipótesis.
5) No se si el velorio es algo inevitable. Si pudiera evitarse, mejor, pues sabes lo que opino de esa ceremonia de cuerpo presente, coronas y demás elementos de mal gusto. Sí, además, puede prescindirse del entierro, mejor que mejor. No pretendo que mis restos tengan que ser llevados en un paquete y en colectivo, pero sí que sólo recurras a lo más funcional, críptico y desprotocolizado: nada de pompas fúnebres, ceremonias, solemnidades, etcétera. Por razones de fondo, estéticas y también económicas, pues mi tendencia al despilfarro no alcanza a lo post mortem, o sea, que me irrita pensar en gastos de pompa y circunstancia para satisfacer costumbres y vanidades que ofenden mi racionalismo y sentido de lo elegante.
6) En fin, ya llegamos, de una y otra manera, a la última etapa de esta planificación necrológica. Si no fue posible disponer íntegramente del cadáver por medio de donación y hay que hacerlo de otra manera, entonces que lo cremen. Y que las cenizas no se conserven ni se depositen: dispérsalas poéticamente al viento, tíralas al mar (transo con que las tires al Río de la Plata; lo mismo da cualquier otro río y aún una laguna).
Yo viviré, como recuerdo, durante el tiempo que me tengan en su memoria las personas que de veras me han querido; y en la medida en que he dedicado mi vida a los ideales revolucionarios de la libertad humana, me perpetuaré en la obra de los que continúen esa militancia. Así que no deseo que queden ni vestigios de lo que fue, por breve intervalo de tiempo, un complejo fisiológicamente organizado como ser viviente.
7) A riesgo de machacón, reitero: durante las tramitaciones que demande la finalización de mi existencia como cuerpo, aplica con el máximo rigor mis prohibiciones sobre exhibiciones religiosas ni personal religioso donde estén mis restos, ni cruces ni escapulario, etcétera.
8) Por separado, dejo varias notas que presumiblemente puedan ayudarte a cumplir con estas disposiciones.
John Cooke



Después de esta pérdida Ana Eguren se entrega de lleno a la militancia. En el país ardía una hoguera donde las pasiones se mezclaban entre los jóvenes que buscaban un cambio, un nuevo destino,un camino de libertad. Alicia no se queda con la memoria de John, con la celebridad de una viuda de peso, cree y así lo demuestra, que su destino está signado en la participación activa.
En octubre de 1971 Ana Eguren publica su Carta Abierta a Perón e inicia su colaboración en el semanario Nuevo Hombre, la publicación dirigida por Enrique Walter y en la que escriben Nicolás Casullo, Vicente Zito Lema, Luis Eduardo Duhalde, Antonio Caparrós, Rodolfo Ortega Peña, Pablo Damián, entre otros. Es en ese semanario donde la escritora presenta Notas para una biografía de John y Pulgarcito (selección de papeles).
En 1972 promueve los trabajos de su compañero: Correspondencia Perón-Cooke, un testimonio único que nuclea el intercambio epistolar mantenido por el líder y su delegado, entre 1956 y 1966.
Ya en 1973 aparece como editora del diario El Mundo, que sería clausurado en 1974 a la par del semanario Nuevo Mundo.
Como podemos advertir Alicia Eguren se mostraba a pleno, sus pasos estaban controlados y  seguidos de cerca, ella lo sabía, conocía perfectamente el terreno que pisaba, era sencillamente una rebelde que no se acomodaba a las matrices de una sociedad en constante cambio.
Producido el golpe militar de 1976, sus días futuros serían inciertos. Tenía 52 años, vivía en el barrio de Boedo con su madre y estaba trabajando en un nuevo libro de poemas cuando fue secuestrada en plena calle, a la vista de todos. Un 26 de enero de 1977 no se supo más de ella. Desde entonces su historia es como el eco ahogado de su voz.


























2 comentarios:

  1. Excelente biografía de la gran y valiente compañera Alicia Eguren.
    Considero que Alicia marcó un hito revolucionario en la historia argentina cuando hizo pública su Carta Abierta a Perón. Ésta fue generadora de profundisimos debates tanto en sectores de la izquierda(la mayoría la amabamos)como de la derecha que la odiaba. Hace meses que busco la Carta por todos lados y no la puedo encontrar.
    Si algunos de los que vayan a leer esta nota sabe algo o tiene copiade la "Carta Abierta a Perón" les solicito, por favor, me la haga llegar. De ninguna manera puede estar oculto un documento tan relevante para nuestra historia.
    Desde ya muchisimas gracias!
    Mariel Petrina
    marflorsol@hotmail.com
    Celular:011 155 723 0010

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  2. EXCELENTEMENTE NARRADA LA HISTORIA DE ESTA MUJER VALIENTE APASIONADA ,LIBRE,REVOLUCIONARIA UN CÓCTEL QUE A MI GUSTO DEBERÍAN TENER LOS POETAS

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